¿Qué buscáis? Son muchas las llamadas que recibimos hoy en día, son muchas las voces que escuchamos... pero no sabemos distinguirlas, nos dejamos llevar simplemente por lo que nos dicen para ser feliz: compra esta colonia, este móvil, este coche... sé más atractivo, pierde peso, ten una "tableta de chocolate", machácate en el gimnasio... todo al mejor precio: compra el mejor seguro, la mejor fibra para internet, tus mejores series o películas en tu plataforma digital... Tantas llamadas, y todas supuestamente buscando lo mismo: tu felicidad.

Lo curioso de todo es que esta búsqueda de la felicidad no es algo que esté pasando ahora, sino algo que el ser humano desde su existencia se ha empeñado en buscar. Algo que desde el comienzo de los tiempos, nuestro Dios se ha empeñado en ofrecer. Algo que en toda la Biblia podemos encontrar que le ocurren a tantas personas como las que leemos hoy. Samuel, Pedro, Juan, los discípulos... buscan la felicidad. Lo que nos diferencia de ellos quizás sea que ellos quieren buscar el origen de esa llamada a la felicidad. Samuel quiere conocer quién lo llama, los dos discípulos quieren vivir con Jesús, Pedro y Juan lo dejan todo por algo que da sentido pleno a sus vidas. 

La clave es fácil, nos la dice Jesús. ¿Quieres ser feliz? ¿Es lo que realmente buscas? Ven y verás. Venid y veréis. Pero como toda llamada, tiene que haber respuesta. Date cuenta del proceso: estás buscando la felicidad - Jesús te llama a encontrarlo junto a Él - te toca responder.

Esto va especialmente para ti, joven. Deja de poner excusas y miles de quejas porque parece que nada te sale bien o que lo que haces no te llena del todo; si sabes que Él te ofrece lo que estás buscando, ¿por qué no dejas de poner y de inventar miles de excusas y vas a encontrar esta felicidad que tanto ansías junto a Él? No escuches voces, distingue su voz y su llamada. Si realmente lo que quieres es ser feliz, merece la pena intentarlo. 

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».