Domingo 2º Navidad: "El Verbo era Dios"

03 Enero 2021

El Verbo era Dios. El Evangelio de hoy, como toda la Biblia, no se cansa de repetirnos de que Dios es PALABRA. Y es una palabra que se dice y se hace (actúa), no es una mera palabra que se la lleva el viento. Como la palabra del Génesis, en el que Dios crea toda la creación: habla y se realiza lo que habla. Dios no es una palabra que se la lleva el viento...

Y, además, hoy nos dice el Evangelio que Él es VIDA. Y es muy curioso, porque ante una sociedad en la que se nos está hablando de muerte, de eutanasia, del derecho a morir... Dios nos habla de vida. ¿Cómo nos pueden hablar de cómo morir, si aún no hemos aprendido a vivir? Y Dios se ofrece como la Vida. 

Y se presenta como la LUZ. En estos tiempos, escuchamos hablar a la gente continuamente de todas las prohibiciones que nos rondan... de que nuestras mesas navideñas se han quedado grandes, quizás con sillas de más... de que no salgamos de nuestras comunidades autónomas, de no salir de casa a partir de las 11 o las 12 de la noche... Con tanto poner la mirada en lo que nos han prohibido, se nos olvida de lo que se nos ha dado y no nos pueden quitar: un Dios que ha nacido, que vive y que quiere iluminar nuestras vidas.

No estamos hechos para vivir en la oscuridad. Por eso sé hoy tú palabra de Dios siendo la voz de los que sufren, de los marginados, de los parados, de los maltratados... sé tú la vida para los que han perdido la esperanza, para los que han tirado la toalla, para los que se sienten derrotados o machacados, para los que se han encerrado en su propio sufrimiento... sé tú la luz para los que han perdido el horizonte, para los que no encuentran motivos para levantarse, para los que viven en la tristeza de haber perdido un ser querido o estar viviendo un momento difícil y oscuro, para los que no pueden salir del círculo vicioso de la culpa, el odio o el rencor... 

Sé hoy su VOZ. ¿O aún no ha nacido en tu vida?

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor